domingo, 24 de mayo de 2009

Resolución del conficto de manera positiva


Aprender del conflicto, educar para vivir en paz
Con frecuencia, los conflictos, al igual que los problemas, se resuelven modificando el planteamiento de los mismos. Así pues, la capacidad de configurar planteamientos nuevos a viejos problemas, o capacidad de concebir las cosas de manera diferente, resulta esencial en este tipo de estudios.

Aprender a vivir en paz es, básicamente, un ejercicio de transformación, de cambio. Un cambio significativo en la percepción del "otro", de la vida en su conjunto, de valores, de transformación ética, de cultura de vida cotidiana, de relación con uno mismo. Son cambios que se producen en profundidad , en las convicciones, en las emociones, en los sentimientos, en las maneras de sentir, de vivir, en las actitudes, en los objetivos.

Difícilmente podremos llegar a conciliar dos partes que luchan por lo mismo si no sabemos transmitir que la solución al desasosiego y a la agresividad no pasa, seguramente, por la insatisfacción de ambas partes el ver cómo se reparte lo que difícilmente se puede dividir. Reencontrarse con uno mismo a través de sistemas de meditación es algo importante que debe ser conocido y practicado.

Los conflictos resultan similares y equivalentes tanto si se trata de conflictos familiares o escolares como sociales, políticos o armados. Poseen unos orígenes similares, unos objetivos y unas formas de comportamiento y desarrollo equivalentes. No basta con que un abogado, por ejemplo, aprenda psicología y un psicólogo nociones de derecho.

Resulta necesario conocer qué sucede en el organismo humano cuando siente miedo o angustia, o cuando actúa de manera violenta. Y resulta necesario conocer también cuáles son los mecanismos sociales de transmisión del miedo y de la agresividad.

Teniendo en cuenta que, con frecuencia, el exceso de competitividad impide el desarrollo de actitudes cooperativas y acaba en muchos casos por finalizar en actos de agresión. En este sentido, tanto el estudio de la violencia como el de la cooperación han ocupado los esfuerzos de numerosos pensadores y de personas dedicadas a intervenciones prácticas.

La acción encaminada a la satisfacción de las necesidades mediante el estímulo de la angustia o del temor también puede acabar derivando hacia actitudes y actos de agresión y violencia que, a su vez, acabarán generando respuestas de terror y de violencia superior.

Hallar vías de solución a la pérdida de capacidades para gestionar los propios conflictos es el quehacer, el oficio de los conflictólogos, de las personas que pretenden facilitar soluciones.

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